22 octubre 2007

Javier Matuk: Desarrollo en México

En esta ocasión publicaremos la columna “Desde el Teclado” del señor Javier Matuk, reconocido mexicano dentro del ámbito tecnológico y conductor del programa de radio “Dommo”.
En esta habla el porque México va pasos lentos en tecnología si tiene la capacidad de ser potencia tecnológica.
Disfruten…

Desarrollo en México
Javier Matuk
¿Qué tienen en común un sistema para el pago de impuestos en Veracruz y un programa de robótica para estudiantes de primaria? ¿Un portal de la ciudad de Puebla y el sistema de monitoreo de la calidad del aire a nivel nacional? Todo y nada. La semana pasada fui invitado por la AMITI, Asociación Nacional de la Industria de Tecnologías de Información a moderar un panel donde participaron los cinco ganadores del “Premio AMITI 2007 del uso y aplicación de tecnologías de información”.

Además de saludar a muchos conocidos, esa hora que estuve compartiendo experiencias y puntos de vista con los galardonados, me recordó mucho de lo que me ha tocado vivir en los últimos años respecto al uso de la tecnología como motor de desarrollo.
En el caso de los ganadores, cada uno de los sistemas tiene su mérito y por eso fueron seleccionados para recibir el reconocimiento. Pero más que eso, el mensaje general del evento –que duró todo el día e incluyó a diversos panelistas- fue “en México sí se puede”. Yo me pregunto, ¿podemos?

Llevo en esta industria unos 20 años. Comencé desarrollando software para “aplicación vertical”: un sistema para administración de consultorios médicos. En aquellas épocas, por supuesto no había Internet y el reto tecnológico era, por ejemplo, meter la mayor cantidad de expedientes de pacientes dentro de un diskette de 5.25 pulgadas. Sí, sé que es historia añeja, sin embargo, desde aquellas épocas he venido escuchando lo mismo: en México hay mucho potencial, pero pocas oportunidades de desarrollo.
Recuerdo que estuve cerca –gracias a otra asociación- del caso de uno de los primeros financiamientos que hacía el gobierno a través de Nacional Financiera respecto a un desarrollo de software. ¿Cuáles eran las garantías? Ninguna tangible, sólo la materia gris y la propiedad intelectual de los involucrados. Ese proyecto en particular fue un gran fracaso y tal vez sentó precedentes para lo que hoy vivimos en esa materia en México.

La referencia a la India como modelo de desarrollo tecnológico es permanente. Los indios, o más bien, el gobierno de ese país, simplemente se fijaron objetivos muy claros: con toda la mano de obra que tenemos, hagamos de la nación un foco de desarrollo tecnológico y exportemos a todo el mundo. Suena sencillo, pero al ser un programa de largo plazo –algo que en México casi siempre estuvo limitado a seis años- no dejó de tener sus complicaciones. Hoy, 15 o más años después, se pueden mirar los resultados. Son una potencia tecnológica, por lo menos en desarrollo de software y servicios.

Ahora bien, regresando a México, ¿por qué nosotros no lo somos? Existen diversos factores, enumerarlos es lo más sencillo, vaya, marginación, pocas oportunidades, en fin, la lista es larga y conocida, pero, ¿cómo estamos? Creo que regular. Existen, claro, los contadísimos casos de éxito. Hay empresas mexicanas de desarrollo de software que operan a nivel global, pero se cuentan con los dedos de una mano. Por otro lado, la enfermiza dependencia que existe con el vecino del norte, hace que estemos “tan cerca y tan lejos” con todas sus consecuencias.

No soy pesimista. Más bien me ubico en el terreno de la realidad. ¿Tenemos el potencial para sobresalir a escala mundial? Sí, así como lo tenemos en otras actividades como las deportivas y hasta las artísticas. ¿Lo lograremos? Es ahí donde ya no puedo contestar de forma tajante. Aquí la historia es que, entre mexicanos, nos cuesta mucho trabajo reconocer a nuestros compatriotas. Si alguien tiene éxito “seguro fue puro churro”, “ah, es que tiene amigos que lo ayudaron”, “son los conectes”. No podemos, y esa es la parte más básica y más delicada, reconocer que otro mexicano es mejor que nosotros y por mucho. Lo he constatado con el tiempo, al poder viajar constantemente y estar en diversos foros alrededor del mundo, la coerción que existe entre grupos de otros países ya la quisiéramos.

El desarrollo de portales, aplicaciones y, en general el software, involucran en gran medida la capacidad mental de los miembros del equipo. Los programadores, diseñadores y demás personas que participan, ofrecen lo mejor que tienen: sus ideas. ¿Cómo los recompensamos? Pirateando, diciendo que fue pura suerte… con estos pensamientos, ¿la haremos?

Ya comprobamos y seguimos haciéndolo casi todos los días: el gobierno no tiene una varita mágica que diga “ah, México será potencia mundial en tecnologías de información dentro de 10 años, hay muchas ganas de que esto suceda”. Los problemas son de todos conocidos. Y no se trata de una posición derrotista, para nada. Creo que una buena forma de comenzar a pensar distinto es reconocer lo que hace nuestro vecino, compañero de oficina, colega o lo que aplique y ver cómo podemos ayudarlo. Esa es una pequeña parte que todos nosotros podemos ir poniendo. Y, ojo, no nos cuesta un centavo. Javier Matuk 2007

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